¿Qué es una crónica de boda?

Ejemplo de una Crónica de boda

Si aún tienes dudas de qué es una Crónica de Boda creo que con esta Crónica de Boda ficticia que he creado para ti te quedará claro.

¿Por qué ficticia? Por una razón muy sencilla: intimidad.

Una cosa es enseñarle tu Crónica de Boda a quién tú quieras y otra es que sea absoluta y totalmente pública.

Qué pensaste o cómo te sentiste durante tu boda creo que debe ser privado y, cómo la finalidad de este trabajo es inmortalizar recuerdos he decidido escribir una Crónica de Boda completa para que tú puedas leerla.

Te ayudará a imaginar lo que puedo hacer por vosotros el día de vuestra boda. Debes tener en cuenta que aquí solo tienes el texto, después hay que maquetarlo con las fotos.

Te he puesto también un ejemplo de cómo sería la maquetación aunque eso también dependerá bastante de si lo hacéis conmigo o con vuestro fotógrafo en un álbum que elijáis con él.

Las fotos que he usado pertenecen a una sesión de fotos de una boda ficticia que preparamos junto a nuestros mejores colaboradores para vosotros.

Espero que te guste.

Crónica de Boda de Halima y José

Hace ya dos años, en una calurosa noche de verano, dos almas gemelas se encontraron. El destino quiso que a ella se le hiciera tarde y que él encontrara mucho tráfico. Que ella fuera escribiendo con el móvil sin mirar por donde pisaba y que él fuera corriendo al doblar aquella esquina.

La caída fue lo de menos porque casi dolía más el ego de haber terminado por el suelo que el impacto contra este. Pero, cuando por fin se cruzaron sus miradas, algo en su interior lo supo. Estaban hechos el uno para el otro.

Así pasa en las películas ¿verdad? Pero una cosa son las películas y otra muy diferente es la vida real. Tendemos a pensar que cosas así no pasan en la realidad pero olvidamos que, muchas veces, la realidad supera la ficción.

Y así lo han demostrado nuestros protagonistas que, tras dos años de conocerse y de aprender juntos decidieron que querían seguir haciendo eso mismo el resto de sus vidas.

Esta es la Crónica de Boda de Halima y José que decidieron darse el “Sí, quiero” en Junio de 2020.

Está escrita desde la intimidad de sus pensamientos y su corazón.

Halima...

Ha sido muy difícil dormir esta noche. Antes de dormir me tomé un par de valerianas pero mi cabeza iba a cien y claro ¿cómo apagarla?

Todo estaba preparado, incluso el plan B de cada cosa que podía fallar, pero por alguna razón mi cabeza encontraba todos los posibles problemas que pudieran pasar y en los que no habíamos pensado.

A las tres de la mañana me levanté de la cama y me puse a hacer una tabla de pilates que encontré en la red. Por lo menos conseguí que mi cuerpo se cansara y mi mente se centrara en otra cosa. Pero hoy a las 8 ya estaba despierta.

Por suerte entre mis amigas y mi familia me han llenado la agenda. En el almuerzo han preparado unas mimosas y claro, las risas y el relax se han apoderado de mí. Es una suerte que me conozcan tan bien.

Ha sido una mañana de mimos y belleza. Ha venido a casa una chica a hacernos la manicura y la pedicura y también nos hemos puesto unas mascarillas y hasta pepino en los ojos. Ha sido muy gracioso vernos andar con los separadores en los dedos de los pies. También han traído varias cajas de bombones porque, al comerlos hoy no iba a dar tiempo a que afectara a los vestidos. La mezcla de andar como patos y llevar la boca llena de chocolate ha sido memorable.

Mi madre me ha prestado los pendientes que llevó en su boda ¡siempre soñé con llevarlos en la mía! De pequeña me los ponía cuando me disfrazaba de novia con un vestido blanco que ella tenía y unos tacones que me venían enormes.

Las chicas me han regalado un conjunto de ropa interior súper sexy para la Luna de miel y unas esposas con un mini látigo. Quieren que sea muy mala en mi Luna de miel.

Pero lo que más me ha gustado es la foto que me han regalado. Aparecen todas con una camiseta que dice: Halima love for ever.

Están consiguiendo que la mañana pase muy rápida y que mis nervios ¡desaparezcan!

Y lo mejor es que para comer han encargado una paella en mi sitio favorito. Han tenido todo en cuenta. No sé porque me preocupaba tanto si al final voy a estar rodeada todo el día por la gente que más me quiere.

El día transcurre rápidamente y, antes de darme cuenta ya estamos camino a la Campaneta para comenzar a prepararme.

Mi madre es quien lo tiene todo organizado. Llevamos mil y una bolsas y una lista para comprobar que no nos habíamos dejado nada.

La finca está preciosa. Han puesto luces por todos lados y las mesas casi están terminadas. El novio aún no ha llegado pero como el necesita menos tiempo para arreglarse no pasa nada. Subo a la habitación en la que me voy a preparar y al llegar descubro que Mayka y Silvia ya han llegado y están desplegando todos sus artilugios. Son un amor y las beso y abrazo. Me lo pasé muy bien con ellas en la prueba del maquillaje y del peinado. Me dejaron muy guapa y hoy espero que hagan lo mismo.

Me preguntan si estoy nerviosa y me sorprendo al comprobar que no lo estoy. Estoy emocionada, ilusionada y muy feliz pero nada nerviosa. Antes de que empiecen aparece por la puerta Christine. Me alegro de verla y le doy un abrazo. Lleva su libreta y su grabadora para no perderse nada.

Me pide que le cuente todo lo que he vivido hoy y eso hago mientras Mayka y Silvia comienzan a prepararme. Están tan compenetradas que son capaces de trabajar al mismo tiempo.

La hora se me pasa volando entre risas y las apariciones sorpresa que van haciendo mis amigas. Los fotógrafos revolotean a nuestro alrededor buscando las mejores fotos. Por suerte no hace mucho calor y no estoy sudando, así el maquillaje no se estropeará.

Cuando han terminado conmigo llega el gran momento de ponerme el traje de novia. Mi madre me ayuda a ponérmelo y mi amiga Elisa me pone los zapatos. Sofía se ha nombrado ella solita encargada de ponerme la liga y Lourdes me pone la pulsera que han comprado entre todas y tiene unas piedrecitas azules. Solo falta que mi madre me ponga los pendientes de mi abuela. Ojalá estuviera aquí para verme, seguro que soltaba alguna lagrimita como está haciendo ahora mi madre.

Siento que tengo las emociones a flor de piel. Me miro al espejo y me veo muy guapa. La sonrisa no desaparece de mi cara, es imposible robármela. Me viene a la cabeza todas las tiendas de trajes de novia que visitamos buscando el vestido perfecto y como al final, mi vestido ideal era la mezcla de dos vestidos: el cuerpo de uno y la falda de otro. Por suerte Beatriz me dijo que sí, que me haría el vestido como yo quería. Y ahora que me veo creo que no podía llevar mejor traje de novia que este.

Los fotógrafos me dicen que quieren hacer unas poses conmigo sola. Llevamos un rato posando con mis amigas y mi madre y ahora le toca a la novia. Mi madre sale de la habitación para ver donde está Jose. Aunque no somos supersticiosas tampoco queremos que el novio vea a la novia antes de la ceremonia.

Cuando vuelve me dice que José está ya abajo con los invitados y que le ha dicho que ni se le ocurra entrar en la casa. Imagino la mirada amenazante que le habrá puesto al pobre y me da la risa.

Ahora que tenemos el camino despejado llega el momento de posar ante la cámara. Elisa me da el ramo y, por primera vez, veo mi imagen como lo que soy hoy: la novia. Ya lo tengo todo y ahora, tras las fotos, recorreré el camino hasta el altar donde José me esperará.

Christine, que ya ha terminado de hablar con mis amigas, sonríe porque sabe lo que estoy pensando. Esta mujer sabe en todo momento lo que estoy pensando. Se va a quedar ya conmigo hasta que empiece la ceremonia.

Los fotógrafos que ya han estudiado la casa saben exactamente donde quieren las fotos y yo me dedico a hacer lo que me dicen y a sonreír. Empezamos por las habitaciones y seguimos por la escalera. Recorremos el salón y la cocinita antigua que tiene la casa y terminamos frente a la casa. Desde aquí puedo ver a los invitados que van llegando. Han empezado a sentarse y me parece que veo a José en el altar. No le veo la cara pero sí puedo ver que lleva un precioso traje oscuro.

Alguien da el chivatazo de que ya estoy aquí porque todos se giran para intentar verme y van corriendo a sentarse y a ocupar los sitios libres. Mi madre me da un beso y me dice que me quiere y estoy preciosa. Ella también se marcha para ocupar su sitio. El camino lo haré sola. No he querido que nadie ocupe el lugar de mi padre, me imaginaré que me acompaña en cada paso hacia el altar.

La música comienza a sonar y el tango “Por una cabeza” de Gardel suena en el aire. Es mi tributo especial a mi padre. Cuando yo era pequeña él me cogía en brazos y bailaba conmigo esta canción. No puedo evitar emocionarme al recordarlo y que los ojos se me empañen.

Casi puedo sentirle a mi lado cuando llego hasta los invitados y comienzo a recorrer ese pasillo final que me lleva hasta José. Le miro a los ojos y allí está él con los ojos bien abiertos y una amplia sonrisa. Le devuelvo la sonrisa. A su lado está Pilar, nuestra maestra de ceremonia que tanto nos ha ayudado a organizar la boda y a elegir nuestra ceremonia.

Comienzo a andar despacio hacia ellos. Los invitados se levantan y voy descubriendo caras conocidas y muy queridas. Las lágrimas de emoción ya han invadido a más de una invitada y eso hace que yo me emocione aún más.

Llego hasta José que me tiende la mano y se la aprieto. Le doy un beso y le sonrío. Ahora que le veo de cerca le noto algo nervioso.

José...

He conseguido dormir toda la noche y eso que pensé que no lo conseguiría. He despertado a eso de las nueve cuando “extrañamente” me picaba la nariz y al ir a rascarme he extendido por toda mi cara espuma de afeitar.

Mis amigos son muy originales, han usado la típica broma que usas a los diez años, pero yo les aprecio un montón. Han venido a secuestrarme para jugar un partido de futbol de “solteros contra casados”. Hoy jugaré por última vez en el equipo de los solteros.

Antes de ir al campo hemos ido a desayunar y se les ha ocurrido la gran idea de desayunar chocolate con churros. Supongo que por la mera posibilidad de que termine echando el desayuno.

Han conseguido reunir a todos mis amigos y primos para el partido. El equipo perdedor tendrá que cantarse algo frente a todo el público de la boda y el ganador elige qué cantarán. Conociéndoles, elegirán la canción que más ponga en ridículo al perdedor. Hay mucho en juego. Por suerte el partido se juega sin faltas graves y nadie termina lesionado. Por suerte para mí hemos ganado.

Parece que nuestros estómagos son de hierro porque no solo los churros se han quedado dentro, sino que ahora vamos a por unas cervezas y unos bocatas.

La mañana pasa rapidísima y casi sin darme cuenta tengo que volver a casa de mi madre para comer. Cuando llego mis tíos y abuelos ya están allí. Cada uno ha traído algo de casa para que nadie tuviera que cocinar y pudiéramos centrarnos en disfrutar. Mi abuela ha hecho mi postre favorito “Plato ligero” y a mí me pone el trozo más grande.

La comida transcurre entre anécdotas y batallitas. Algunas las he escuchado mil veces y otras son nuevas. Yo las escucho todas con atención porque me encantan.

Pronto llega la hora de irnos a la Campaneta. Mis padres y yo nos arreglaremos allí, pero los demás deben de volver a su casa a arreglarse. Cogemos todos los porta trajes y demás y nos vamos.

Al llegar me dicen que Halima ya está aquí y que no se me ocurra ir a ver a la novia. Me llevan a la habitación donde me arreglaré. Cuando ya casi estoy vestido aparece Christine con su eterna sonrisa y me pregunto cómo estoy.

Dedico un momento a pensarlo y la verdad es que no estoy nervioso. Me preocupan cosas como que todos lleguen a tiempo o que me tropiece y me caiga delante de todos pero no estoy nervioso. Ella se ríe y me pide que le cuente cómo ha ido el resto del día. Mientras le voy contando todo lo que he hecho aparece el fotógrafo y comienza a hacerme las fotos mientras mis padres me terminan de ayudar a vestirme. Mi madre me pone la corbata y mi padre los gemelos. Por alguna extraña razón mi madre comienza a contar anécdotas de cuando yo era pequeño. Creo que está nerviosa y está recapitulando toda la vida de su hijo.

Me hacen unas fotos con mis padres y con mis abuelos que acaban de llegar. La emoción se palpa en el aire. Ahora van a hacerme fotos a mí solo y mis padres y abuelos aprovechan para bajar e ir recibiendo a los invitados.

Me siento raro posando y a veces olvido sonreír. Es Christine quien me lo recuerda y me dice que me relaje, que todo va a salir genial. Tiene razón, me he puesto nervioso. Quizás porque ya estamos recorriendo el camino hacia el altar. Lo hacemos lenta y distraídamente, como quien no quiere la cosa, pero lo estamos recorriendo.

Terminan de tomar las fotos y salimos fuera. Me abruma la cantidad de gente que ya ha llegado. Al verme todos se giran y se lanzan a darme besos y abrazos. Todos me preguntan si estoy nervioso y me dicen que no me preocupe, que estoy muy guapo. No entiendo la relación entre estar guapo y nervioso, pero si todos lo dicen será algo importante.

Hay gente que hacía años que no veía y otros que, aunque veo cada día, me abrazan como si hiciera siglos que no nos vemos. No puedo evitar emocionarme y siento que cada vez estoy más nervioso.

Alguien me da en el hombro y, al darme la vuelta, veo a mi futura suegra que me dice que Halima ya está lista y que ni se me ocurra entrar en la casa mientras se hace las fotos. Me amenaza con su dedo índice y a mí me da la risa. Con lo buena que es esta mujer no le pega ponerse a amenazar. Le prometo que no lo haré y le doy un abrazo. Ella me estruja y me dice que estoy muy guapo. Yo le correspondo con el piropo porque ella también lo está y es muy coqueta. Con la suegra siempre hay que ganar puntos, nunca sabes cuando los necesitarás.

Veo a Christine hablando con mis abuelos y a Pilar que se acerca a darme dos besos. Me dice que está todo preparado y que en diez minutos comenzaremos. ¡Diez minutos! Siento que algo se sacude en mi interior, ¡ahora sí que estoy nervioso!
Mi cara debe de ser un poema porque los amigos me han cogido y han empezado a darme palmaditas en el hombre y a decirme que esté tranquilo. Siempre hubiera jurado que se meterían conmigo en un momento, así ¡no que me darían todo su apoyo y comprensión!

Pasan los diez minutos y Pilar me hace una seña y les pide a los invitados que vayan ocupando su lugar. Mi madre me da un beso y se coge de mi brazo. Me lo aprieta porque está nerviosa y le digo que se relaje que todo irá bien. Me parece irónico que sea yo quién la tranquilice, pero resulta que me relaja hacerlo.

Cuando todos se han sentado y han ocupado su sitio, Pilar me mira para indicarme que vamos a empezar. Yo asiento con la cabeza para indicar que estoy listo y ella les hace un gesto a los músicos para que comiencen a tocar la marcha nupcial. Como Halima quería el tango de Gardel y a mi madre le hacía ilusión que entráramos con la marcha tradicional, decidí que así entraríamos nosotros.

Miro a mi madre y le digo “Allá vamos”. Ella me sonríe y comenzamos a andar hacia el altar. Los invitados se levantan y escucho algún “guapo” entre ellos. Solo veo caras sonrientes y algún que otro pañuelo que intenta evitar que las lágrimas de emoción broten.

Llegamos al altar y mi madre me besa y corre a sentarse con mi padre. Sonrío a Pilar que está emocionada pero muy tranquila. Yo me pregunto cuántas bodas habrá celebrado ya para tenerlo todo tan bajo control. Me siento raro aquí de pie esperando, pero por suerte Halima no tarda mucho ya.

La gente empieza a cuchichear y veo como Pilar hace una señal para que comiencen a tocar. Respiro hondo mientras clavo la vista en el cielo azul que nos acompaña y soy totalmente consciente de que, lo que llevábamos meses planeando, está sucediendo justo ahora. Creo que nunca he sido tan consciente de algo en toda mi vida.

La música suena y Halima aparece. Está preciosa y los ojos le brillan de emoción. Sujeta fuertemente su ramo mientras mira a ambos lados saludando a los invitados. Ella va a ser la mujer con la que compartiré el resto de mi vida.

Halima termina de recorrer el pasillo, saluda a mis padres y se acerca a mí. Yo le tiendo mi mano, muero de ganas de tocarla, y ella me da un beso nada protocolario.

Ceremonia

El silencio se hace y Pilar comienza la ceremonia dando la bienvenida a todos los invitados. Sujeta el discurso, pero no le hace falta mirarlo. Cuenta cómo nos conocimos y habla de lo mucho que nos queremos. Todo son palabras que te tocan el corazón.
Llega el momento de leer nuestros votos. Están impresos sobre la mesa de modo que cada uno coge los suyos y es José el primero en leer. Su voz suena tranquila.

Votos de José

Halima, gracias por tropezar conmigo en aquella esquina aquella noche y también en la vida. Aquel momento supuso un despertar para mí en todos los sentidos.

Cambiaste mi concepto del amor. El amor que tú me ofrecías era puro, desinteresado y eterno. Contigo he aprendido a amar. Siempre voy a estar en deuda contigo.

Por eso hoy estoy frente a ti dispuesto a gritar a los cuatro vientos que voy a trabajar cada día por ser el hombre que tú te mereces.

Te respetaré, te escucharé, te apoyaré y te amaré. Porque en cada paso de tu camino, junto a ti, estaré yo.

Aprenderemos el uno del otro y evolucionaremos juntos. Seremos mejores personas, mejores amigos y mejores amantes.

Juntos nos enfrentaremos a cualquier desafío porque juntos seremos invencibles.

Halima, te quiero y quiero ser tu marido el resto de mi vida y de la siguiente.

Halima...

Ahora es mi turno. Emocionada aún por los votos de José comienzo a leer. Aunque yo estoy algo más nerviosa que él y nada más empezar se me traba la lengua. Me da la risa nerviosa y Pilar me dice que respire hondo. Cierro los ojos y respiro lo más profundamente que puedo intentando olvidarme del público. Cuando me siento lista comienzo de nuevo a leer:

Votos de Halima

José, cuando pienso en ti siento como mi alma sonríe. Me haces tan feliz que iluminas mi vida. Consigues que un día malo se convierta en normal y que los buenos sean excepcionales.

Tu fuerza me hace sentir a salvo. Estoy convencida de que serás capaz de enfrentarte a cualquier adversidad. Pero también de que serás capaz de disfrutar al máximo de los buenos momentos.

Todo ello te hace el compañero perfecto para esta aventura que es la vida. No concibo vivirla sin ti a mi lado.

Eres mi mejor amigo, te confío mi vida porque sé que siempre podré contar contigo.

Y además es tan fácil amarte que no hacerlo sería incomprensible.

Te quiero muchísimo y estoy emocionada porque sé que como tu mujer, voy a hacerte feliz el resto de tu vida.

José...

Los votos de Halima me han encantado. Me siento el hombre más feliz del mundo. La cojo de las manos y la miro a los ojos. Todo lo que ha dicho es verdad, me siento muy afortunado.

Llega el momento de intercambiar alianzas. Miro a mi padre que es el encargado de guardarlas y me dedica una enorme sonrisa. Se las cojo y le doy a Halima la que tendrá que ponerme.

Halima yo te entrego esta alianza como prueba de mi amor infinito por ti.

Como promesa de que estaré a tu lado en todo lo bueno, pero sobre todo en todo lo malo.

Porque hoy me uno a ti con el compromiso de serte fiel y respetarte

Hoy me convierto en tu esposo.

Halima...

Su voz suena suave y firme, me mira a los ojos mientras me pone la alianza. Me siento muy querida.

Es mi turno.

José te entrego esta alianza como prueba de mi amor infinito por ti,

Porque me quedaré a tu lado cuando llueva y cuando haga sol,

Porque junto a ti creceré y te veré crecer,

Porque mi compromiso es de sinceridad y respeto

Hoy me convierto en tu esposa

José...

Me siento feliz al sentir la alianza en mi dedo. Siento que es un compromiso importante y que estoy formando parte de algo muy importante, algo muy especial.

Pilar continúa hablando, ahora explicando que la ceremonia continuará con el ritual de la arena. Les explica a los invitados en qué consiste esta ceremonia y todos escuchan atentamente.

Pilar

Largo tiempo atrás, cuando dos personas querían unirse en matrimonio, realizaban esta ceremonia para que la tierra de origen de la novia se fundiera con la tierra de origen del novio, dando lugar a una nueva y fértil tierra donde ambos crecerían juntos. Al mezclarse ambas arenas se mezclaban simbólicamente sus orígenes, costumbres y esperanzas, haciendo la unión inseparable, ya que nadie podría separar los granos de arena.

Hoy Halima y José mezclarán la arena como símbolo de su amor y, al mezclarse cada grano, también lo harán sus vidas, volviéndose indivisibles. Las costumbres, sueños y esperanzas de cada uno ahora se convertirán en las costumbres, sueños y esperanzas de los dos. Porque ellos así lo han decidido. Porque su amor es firme y puro. Halima y José se convertirán en compañeros de vida, en marido y mujer.

José...

Dicho esto Halima y yo cogemos nuestras botellas de arena y comenzamos a volcarlas lentamente en la botella que conservaremos siempre. Nos miramos y sonreímos porque para nosotros fusionarnos de esta manera tan simbólica es algo muy especial.

Una vez que todos los granos de arena han caído, levantamos nuestra botella y todos aplauden. Nos volvemos hacia Pilar y nos declara marido y mujer a todos los efectos ¡Ya puedo besar a la novia!

Halima...

José me estrecha en sus brazos y me besa apasionadamente. Ya nos hemos casado. Somos marido y mujer.

Pilar nos felicita y a continuación nos besan nuestros padres. La gente aplaude. Es un momento emocionante. Poco a poco van saliendo y, mientras nosotros firmamos el certificado, ellos se preparan con el arroz.

La firma es algo simbólico, pero nos hace mucha ilusión porque Pilar lo ha preparado para nosotros. Al terminar se acerca Christine para rescatar todos los pensamientos importantes que queremos que aparezcan en nuestro libro. Se lo contamos todo y a continuación posamos por primera vez para los fotógrafos como marido y mujer.

Me siento muy feliz y veo como José también lo siente. Al terminar vamos con los invitados para recibir el tradicional bautismo de arroz que nos protegerá de la mala suerte y nos dará un matrimonio largo y dichoso.

El arroz vuela sobre nosotros, al igual que todos los deseos de nuestros invitados. Nos refugiamos el uno en el otro hasta que pasa. La gente aplaude.

Ahora nosotros vamos a seguir con las fotos mientras nuestros invitados disfrutan del coctel que les han preparado.

José...

Estamos nosotros solos y los fotógrafos. Me siento tan feliz que no puedo soltar a Halima ni dejar de besarla. Los fotógrafos quieren aprovechar antes de que se vaya la luz para fotografiarnos con la decoración tan bonita que han preparado para el altar.

En cada foto estoy seguro de que mi emoción quedará inmortalizada. Me siento tan feliz que gritaría, pero he de conformarme con abrazar y besar a mi mujer. Mi mujer, casi no puedo creerlo.

Los fotógrafos están satisfechos y el maître nos dice que pasemos al coctel. Entramos y todos nos aplauden. Un camarero nos da una copa de cava y brindamos por todos nuestros invitados. Los camareros atienden a todos con las copas de vino y los aperitivos. De pronto la música suena y vemos aparecer al equipo de casados (perdedores del partido), micrófono en mano y preparados para cantar. Al principio no he reconocido la música, pero Halima sí y me dice que es la canción de “los pajaritos”. Por supuesto no podía ser otra porque esta canción lleva incluida el baile, por lo que así la vergüenza de los perdedores es mayor.

Cada uno empieza a cantar cuando considera oportuno, por lo que, entre desafinar y la falta de ritmo, parece que es imposible coordinar cantar con el bailar.

Las risas pasan al nivel de carcajadas cuando comienzan a chocarse unos con otros al intentar bailar. La canción no dura mucho, justo lo suficiente como para hacerme llorar de la risa.

Halima...

Imaginaba que los amigos de José prepararían alguna locura, pero no podía imaginarme que me reiría tanto con ella.

Todo está resultando perfecto. Me siento muy arropada por los míos y me llegan al alma sus palabras. Todo son besos, abrazos y alguna lagrimita.

Mi madre se acerca y nos dice que tiene un regalo para nosotros. Pide a los invitados que se aparten y dejen hueco. Estamos muy intrigados por esta sorpresa, de modo que nos hacemos a un lado y cuando todos han dejado un hueco lo suficientemente grande vemos que aparecen Marga y Enrique, nuestros profesores de baile.

La canción “Photograph” de Ed Sheeran comienza a sonar y ellos empiezan a bailar. Están haciendo el tipo de coreografía que queríamos para nuestro baile, pero que no fue posible preparar porque al descubrir a los profesores tarde, no nos daba tiempo a aprender a bailar tan bien y tuvimos que preparar un baile más sencillo. Nosotros queríamos bailar como profesionales con solo tres clases de baile, pero después de valorar nuestro nivel y el tiempo que teníamos Marga fue muy sincera y nos dijo que no nos iba a dar tiempo. Por suerte es la mejor montando coreografías y la nuestra es muy bonita también.

Sus movimientos son hipnóticos, perfectamente sincronizados. Es una delicia verles bailar. Cuando terminan la gente aplaude entusiasmada.

Se acercan a nosotros y nos dan la enhorabuena. Nosotros les decimos lo bien que lo han hecho y les damos las gracias.
Veo a mi madre sonriente y me acerco y le doy un abrazo por ser tan maravillosa. Ella sabía lo importante que es para mí esa canción y el baile y lo ha preparado para mí. Mi madre es la mejor.

El coctel termina y piden a los invitados que pasen al banquete. José y yo vamos a hacernos unas fotos más mientras lo preparan todo.

Unos diez minutos más tarde nos avisan que ya podemos pasar. Las luces se apagan y un foco nos ilumina. Suena en el aire “Kiss from a Rose” de Seal y nosotros hacemos nuestra entrada.

Ellos nos aplauden y nosotros les saludamos con la mano. Al llegar a la mesa nupcial nos sirven otra copa de cava y, alzando todas las copas, brindamos.

Nuestra mesa es lineal y las suyas son redondas. Lo elegimos así para que todos pudieran vernos y viceversa. La verdad es que así la vista es perfecta.

Los platos se sirven con tranquilidad y nosotros podemos disfrutar de la cena que, dicho sea de paso, los nervios nos han despertado el apetito.

Antes del postre nos avisan que es buen momento para entregar los ramos de flores a nuestras madres. Nos levantamos y recogemos dos ramos de rosas blancas. Comienza a sonar “No quiero vivir sin ti” de Coque Malla. La elegimos porque es una de las pocas canciones en las que han coincidido las dos. En cuanto nos ven con ellos se emocionan y apenas pueden hablar. Intentan no llorar para que no se les corra el rímel. No lo consiguen, pues alguna lagrimita las traiciona. Bailan y cantan con nosotros.

“No puedo vivir sin ti, no hay manera, no puedo estar sin ti, no hay manera…”

José...

Ahora vamos a entregarle a mi padre un reloj de bolsillo porque siempre ha querido tener uno, pero por alguna razón desconocida nunca lo ha tenido.

Él sí que no ha podido aguantarse la emoción y se ha puesto a llorar. Es de las pocas veces que le he visto llorar en toda mi vida. Me abraza y me da las gracias y después hace lo mismo con Halima.

Entregados los regalos vamos a comernos el postre que tanto dilema ha ocasionado, ya que yo quería profiteroles y Halima quería helado y al final el chef ha preparado un mix especial.

Está muy bueno. El helado es de frambuesa con unas virutas de limón y un par de profiteroles rellenos de una especie de crema de manzana. Muy original aunque yo soy muy tradicional para los postres.

Terminamos el postre y las luces bajan de intensidad. Es el momento de la tarta. En el aire suena “All of me” de John Legend y salen todos los camareros sujetando bengalas de colores. Una gran tarta se aproxima hacia nosotros. Nos levantamos y el maître nos da la espada con la que cortaremos la tarta.

No hemos practicado cómo cortaríamos la tarta, por lo que nos da la risa al vernos con una espada tan grande y una tarta tan alta. Bueno, no es que sea muy alta, pero la verdad si tengo que cortarla casi prefiero que sea de un solo piso.

Halima sujeta conmigo la espada y con mucho cuidado cortamos la tarta. Parece que no se cae nada, por lo que volvemos a hacer otro corte e intentamos coger el trozo. Halima sujeta el extremo de la espada y prueba la tarta. Ahora es mi turno, ella sujeta la espada y yo intento probar la tarta y es justo en ese momento cuando Halima mueve la espada y me mancha con la tarta. No ha sido mucho, solo la punta de la nariz, pero lo suficiente como para que ella y todos los invitados se mueran de risa.

Se compadece de mí y me da un beso en la nariz para ayudarme a quitarme la tarta y yo aprovecho y le doy un beso que consigue mancharle la mejilla.

Así estamos en paz.

Se muere de la risa y me abraza y me besa. Era imposible que yo me casara con una mujer sin sentido del humor.

Encienden la luz y se llevan la tarta para repartirla. La tarta es más tradicional porque nuestra favorita es la de almendra con merengue y, a pesar de que intentaron convencernos para elegir otro tipo, los dos teníamos claro que queríamos esa tarta. Hemos dudado y discutido por muchas cosas, pero una de las pocas cosas que teníamos claras era cómo queríamos la tarta.

Halima...

Me dejo caer en la silla cansada de tanto reírme. Desde el principio tenía claro que tenía que mancharle aunque fuera la punta de la nariz y, siendo sincera, me siento orgullosa de haberlo hecho tan bien.

Nos sirven la tarta y disfruto cada cucharada. La fiesta está a punto de empezar y voy a necesitar de todas mis fuerzas para contentar a mis invitados. Lo poquito que he dormido esta noche me está pasando factura.

Cuando terminamos la tarta se acerca el padrino de José con un regalo. Lo abrimos con mucha ilusión y descubrimos que se trata de una escapada en un Parador de nuestra elección. Sabe lo mucho que nos gusta viajar y alojarnos en hoteles con historia. Es un regalo muy bonito. Le damos las gracias de todo corazón y unos fuertes abrazos.

Ha llegado el momento de la fiesta y todos nos desplazamos a la pista de baile. El centro está vacío porque la tradición exige que seamos nosotros los que abramos el baile.

Hemos elegido “Por fin” de Pablo Alborán porque es nuestra canción favorita y quedaba muy bien con los pocos pasos que aprendimos. El dj lanza la música y nosotros comenzamos a bailar. Toda nuestra concentración está toda puesta en los pasos.
1, 2, 3… 1, 2, 3,… 1,2, 3,…

Y giro tras giro, nuestro primer baile termina sin ningún pisotón ni error, ¡genial!

Todos nos aplauden y se unen a la pista de baile para darlo todo en lo que queda de noche.

Algunos invitados se han ido ya, es muy tarde para ellos, y yo estoy cansada. Le pido a José que nos escapemos un poquito para poder sentarme y descansar los pies. Vamos al tipi que se había preparado para el photocall. Como todos ya se han hecho las fotos está bastante tranquilo, de modo que, por unos minutos, disfrutamos del lujo de estar uno junto al otro sin interrupciones.

Sabemos que tendremos que volver a la fiesta a darlo todo junto a nuestra gente, pero no nos importa porque hoy es el día más importante de nuestras vidas. Hoy nos hemos dado el “sí quiero” y nos iremos a casa como marido y mujer. Hoy hemos sido felices, ¡cómo nunca!

Dedicatorias con cariño de los invitados

“Sois una pareja maravillosa y espero que seáis muy, muy felices porque os lo merecéis. Ha sido un placer oficiar vuestra boda ¡Disfrutad mucho la Luna de Miel!”

Pilar, Maestra de Ceremonias de Bodalys

“Hacéis una pareja muy bonita y espero que seáis muy felices y tengáis un matrimonio tan feliz como el nuestro”

Pepi, madre del Novio

“Me he emocionado mucho y he sentido como tu padre estaba con nosotras. Te deseo que seas muy feliz y que tengáis un matrimonio muy dichoso. ¡Ah! Y que me hagáis abuela pronto”

Susi, madre de la Novia

“Halima ¡ahora eres una mujer casada! Pero no te olvides mucho de nosotras que te queremos mucho y no queremos echarte mucho de menos. ¡Halima love for ever!”

Jessica y Emi, amigas de la Novia

“Conozco a José desde los 5 años. Siempre que venía a casa a jugar se llevaba un coche en el bolsillo. Luego cuando iba a su casa yo hacía lo mismo. Por suerte se reformó y se hizo el mejor amigo que puedas imaginar. Desde que conoció a Halima le he visto muy feliz así que me alegro mucho de que hayan dado un paso tan importante. Les deseo lo mejor a los dos ¡os quiero pareja!”

Miguel, amigo amiguísimo del Novio

“Mi sobrino siempre ha sido muy guapo y me alegro mucho que se haya enamorado de una chica tan guapa como Halima. Hacen una pareja estupenda y los niños saldrán muy guapos”

Emilia, tía del Novio

“Halima es una bellísima persona y trabajando con los niños es la mejor. Además ellos la adoran. Se merece ser muy feliz y espero que tengan un buen matrimonio y todo lo que deseen en esta vida”

Esteban, jefe de Halima

¿Quiénes son los culpables de esta boda tan mágica y maravillosa?

Nuestros maravillosos novios/modelos Halima R. y José Antonio A.

Pilar Santiago, nuestra serena y emocionada Maestra de Ceremonia de Bodalys

La magia de las imágenes la ha conseguido Bamboo Studio

Y desde el aire el dron de Óxido Producciones

El lugar maravilloso del “Sí, quiero” ha sido Finca la Campaneta en Altea

Resaltando la belleza natural de la novia Mayk-up Beauty Center

El romántico peinado lo han creado las manos de Sylvia Monroy

Que ha sido decorado con un maravilloso tocado de Le Chat Blanc Shop

El vestido que tanto adora la novia y el traje que tan guapo hace al novio son diseños de Kecoa

La decoración de la finca y las mesas se ha escogido con cariño del catálogo de Mafesa integral y Enrytrans ha permitido que todo ello llegara a la finca en perfecto estado.

El original Tepee del photocall es cosa de Eli Dreams

La magia floral ha sido culpa de El Juli Creative Flowers

La papelería de la boda es una creación de Sushe

Llenando de música el aire estaban los acordes mágicos de Musicale Insieme

Los movimientos rítmicos de la actuación y del baile nupcial son de Baile de Novios

La tarta nupcial y los cupcakes que adora la novia los ha creado Dulces y tostados y La Repostrería

La coordinación y organización de esta preciosa boda es todo magia de nuestras maravillosas Wedding planners de Bodalys y Sweetangels.

Y las palabras, los puntos y las comas de esta Crónica de Boda son fruto de mi romántica imaginación,.

¿Te gustaría tener la Crónica de tu Boda?


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